Hay quien vive sus días de asueto con más estrés aún que las semanas de trabajo. Viajes, ajetreos, hiperactividad... Preocupaciones, lecturas, tareas pendientes... y así regresan más cansados que marcharon. Por eso os invito a que no dejéis escapar ni un solo día sin poner en práctica este sabio decálogo del Papa Juan XXIII con sus propósitos y actitudes verdaderamente "refrescantes":
Haz caso al Papa Juan y descansa. Sólo vividos con serenidad el compás de los días podrás descansar la mente, recrear tu corazón, y esponjar el alma. Recuerda que cada día trae su afán, esto no lo puedes controlar, pero afanarte en él de un modo u otro ¡sólo depende de ti!
 
Feliz canícula, amigo lector.

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