En el proceso de acompañamiento, no todo es perfecto. Las cosas no van siempre sobre ruedas y cada vez a mejor. No escribo estas palabras con desánimo, todo lo contrario. Las dificultades que se presentan a lo largo del camino han de servir para ver cómo nos encontramos y reflexionar acerca de lo que nos queda por caminar y por asentar. Y aprender a superar estas dificultades es otro de los grandes retos que se nos plantean. Porque, ¿de qué sirve esto si todo es tan fácil? Es bueno que se presenten dificultades, y no por ello hemos de tirar la toalla. Como siempre digo, la esperanza es clave para este proceso. La meta está clara. Que aparezcan nubes o nubarrones en el camino no significa que la meta no siga ahí.
Escribo esto porque ha habido una serie dificultades que se me han presentado en especial este último mes. Han aparecido sobre todo a modo de pregunta: “¿Servirá de algo todo este trabajo? ¿Por qué sigo sintiendo atracción por los hombres? ¿Cuánto más tiempo me falta?”. Estas y otras preguntas son las que me han estado asaltando día tras día.
Es cierto que el proceso es costoso, pero también es cierto que si no das un palo al agua, no vas a avanzar. A veces las personas con AMS tendemos a victimizarnos, y ver el mundo en nuestra contra. Y por supuesto calmar nuestra mente pensando que estamos en coaching y que el AMS ya desaparecerá, pero yo voy a seguir en mi zona de confort que aquí estoy muy a gusto.
El AMS no se va sola. Hay que currar, no podemos ser mediocres. Dicho sea de paso, Elena no trabaja con alguien que no se toma en serio el acompañamiento. Porque no vivimos en un cuento, esto es real, y la vida hay que tomársela en serio.
“Nacho, pero por qué dices esto ahora, si estabas genial” estarás pensando.
Sí, lo estaba o por lo menos creía que lo estaba. Pero me he relajado, bueno yo diría "confiado”. Me he confiado y he dejado de lado el trabajo de acompañamiento pensando que ya que estaba casi fuera, que no pasaría nada por relajarme un poco. La torta ha sido bestial. Otra vez me han aparecido los pensamientos intrusivos, las obsesiones, ha habido alguna caída… ¿Por qué? Porque esto es una carrera de fondo, y en las carreras de fondo lo importante es la resistencia, no tanto coger mucha velocidad y luego pararse. Y además es una carrera a contracorriente, porque lo que nos dicta la sociedad y los “grandes filósofos actuales” es todo lo contrario a lo que estamos haciendo. Este coaching lo consideran contraproducente y contraria a la naturaleza (vaya ilusos, si supieran lo equivocados que están…). Claro, es que el colectivo de mendrugos tiene un doctorado en estos temas. Puedo decir que soy de las personas que más me he informado y que más he buscado acerca de si lo que me ocurría era normal o no. Tampoco soy aquí el experto, pero desde mi adolescencia he estado intentando normalizar mi situación, y en todos esos años infructíferos no he conseguido otra cosa más que sumergirme en el fango, cada vez más y más. Recibir coaching ha sido mi salvación. Esa mano que me ha sacado del revoltijo en el que estaba metido.
Ahora que he retomado el trabajo de acompañamiento puedo decir que he superado un obstáculo bastante grande, se me presentarán más dificultades, pero gracias a estos momentos aprendo los mecanismos y sabré cómo superarlas.
Estas palabras que escribo también son para aquellas personas que estén en una situación parecida a la mía. No debemos perder la esperanza, las cosas poco a poco irán colocándose en su sitio. Pero claro, hemos de trabajar con constancia. El día a día de la persona con AMS debe ser diligente, porque si quieres salir puedes, pero no sin esfuerzo. Antes de entrar sabías dónde te metías. En la recta final es donde hay que dar ese sprint que te permita triunfar. La voluntad juega un papel importante. No nos desanimemos, en una carrera SIEMPRE se llega a la meta. No importa cuándo (el tiempo es lo de menos), se acaba llegando. Es esa seguridad la que debe animarnos a seguir luchando, cada día más y mejor.
elena@elenalorenzo.com
Si quieres conocer más sobre la AMS no deseada visita LoSé