Depresión, el terremoto y la fe

18 de julio de 2013

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La depresión, realidad que afecta a millones de seres humanos es en estos días titular obligado, potenciado con la renuncia de Pablo Longueira, candidato de la derecha chilena a la presidencia, afectado por un “cuadro de depresión médicamente diagnosticado”.
 
Recuerdo que en Noviembre del año 2003, bajo el impulso de SS el Beato Papa Juan Pablo II, tuvo lugar en Roma una Conferencia Internacional de expertos en el tema que identificó la urgencia de atender a esta “auténtica epidemia” de nuestro tiempo.
 
“La depresión es siempre una prueba espiritual”, señalaba el próximo santo de la Iglesia al inaugurar la Conferencia. “La enfermedad depresiva –continuaba el Papa- puede ser un camino para descubrir otros aspectos de sí mismos y nuevas formas de encuentro con Dios.”

Al respecto un estudio sobre 136 personas viviendo con depresión, realizado por investigadores del Rush University Medical Center de Chicago, en Estados Unidos, demostró que creer en Dios ayuda a sanar la depresión.

Concretamente la investigadora Patricia Murphy, una de las autoras del estudio, ha declarado que para la superación de esta enfermedad, lo que parece ayudar realmente "es la fe en un ser supremo compasivo". Aunque para la gente diagnosticada con depresión clínica, la medicación juega un papel clave en la reducción de los síntomas, los especialistas deben tener en cuenta -señaló Murphy- "el papel de la religión en las vidas de sus pacientes”.
 
Para los escépticos de siempre les sugiero leer el documento del estudio publicado en la revista Journal of Clinical Psychology pulsando aquí.
 
A quienes viven con depresión las líneas de esta breve columna quieren ser un gesto fraterno que afirma la esperanza y certeza de que la depresión es un terremoto que puede ser resuelto por la fe. Créanlo, Dios sana.


 

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