Desde Casa Santa Marta en Ciudad del Vaticano

10 de abril de 2014

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Apenas llegamos mi amigo el Obispo Marcelo Sánchez Sorondo, Canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias, nos esperaba en este vital organismo que coordina la II Conferencia Internacional “La Lucha contra la trata de personas; la Iglesia y la aplicación de la ley en la sociedad” a la que he sido invitada. Un clima de amigos, con el cariño sincero del Obispo y de toda la gente que trabaja con él en este lugar desde el que se defiende la vida de millones...
 
Escribo esto desde mi habitación de Santa Marta, la casa del Papa. Al Intendente de Villa María (Argentina) Eduardo Accastello, que ha viajado también para este encuentro,   le dieron la habitación 107, justo la que yo ocupé en octubre.
No puedo dormir con tantas emociones juntas, de tanta felicidad y tanta responsabilidad también, no lo puedo evitar. El Obispo le dijo al Intendente, "donde voy la cito a Alicia como testimonio de su lucha. Lo hice en Chicago, en Asia, donde voy". Esas palabras hicieron que se me aflojaran las piernas y las rodillas casi me abandonaran...
 
El Intendente trajo en sus brazos a la Virgen Patrona de Villa María - 40 kilos- doy fe que entre el peso de la Virgen que no dejó en ningún momento y que pudimos pasar por aduana por las cartas del Vaticano de invitación y entre mi fobia a los aviones, se ganó en buena ley el viaje...
 
Estando con el Obispo nos miró a los ojos y me dijo "apúrate que el Papa está comiendo y te espera"… Llegamos al comedor de Santa Marta y cuando el Papa me vio, esbozó una sonrisa inmensa como la luna, después nos abrazamos en un abrazo eterno, un abrazo de dos amigos que se quieren y están felices de verse.
Tan poquitos en el comedor, algunos sacerdotes, el director del coro de niños y nosotros dos...
 
Mañana temprano estamos invitados a una misa privada con el Papa, dos sacerdotes, las monjitas, el Papa, el Intendente y yo. Cuando nos avisaron, un amigo que trabaja con el Papa me confidenció… “el Papa está feliz que hayas venido, ven a compartir un espacio de oración con Él..."
 
¿Quién puede explicar los caminos de Dios?
 
Yo siendo nadie, porque nunca me he creído alguien, al contrario siempre siento que no merezco lo que estoy viviendo y me pasan estas cosas. Yo amo a Dios, y no cuestiono sus planes, se ha fijado en una pecadora como yo y abre puertas que sin su intervención no sería posible...
 
El Papa de los pobres, el Papa de los ‘nadies’.... Estoy feliz, tan feliz de ver una vez más al hombre que tanto nos ayudó y nos ayuda, sin pedir jamás nada a cambio...
 
“El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar”.
 
Nota final:
 
Este jueves al inaugurar la Conferencia el Papa, voz de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, dijo un “¡Basta!” a la trata de personas.. “una herida abierta en el cuerpo de la sociedad contemporánea, una llaga en el cuerpo de Cristo, un crimen contra la humanidad”.

 

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