El aterrizar en un modelo de acompañamiento para personas privadas de libertad aquello de “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, da resultados. Es la fe que mueve montañas y tiene un nombre que ya va siendo conocido en diversos países: los centros APAC (Asociación para la Protección y Asistencia a los Condenados).
Los APAC son una iniciativa creada hace décadas por un grupo de católicos que veían con tristeza lo que ocurría en las cárceles cuando visitaban a los presos. En sus orígenes estas siglas eran en realidad, “Amando al Prójimo, Amarás a Cristo”.
En el interior de estos centros no está la Policía ni hay funcionarios de prisiones. Todo el funcionamiento depende de los propios reclusos, que son llamados “recuperandos”. Allí aprenden a sanar sus heridas internas, a pedir perdón y sobre todo a recuperar la dignidad perdida.
Índices de reincidencia mucho menores
Esta iniciativa se está extendiendo en todo el mundo porque los datos son muy reveladores. La reincidencia de las personas que están en centros APAC en Brasil es del 10% cuando la media nacional supera el 85%. La experiencia de los fundadores de estos centros y de los voluntarios es que nadie es irrecuperable.
En la revista Huellas, el responsable de APAC, Valdeci Antonio Ferreira (imagen a la izquierda), explica cómo funcionan estas prisiones en las que el centro es la persona. Lo primero que hace este misionero combobiano es explicar que este proyecto surge en un contexto en el que en las cárceles hay mucha violencia, mafias, hacinamiento…
Los presos se distribuyen las tareas
En las APAC no se busca una redención gratuita sino que la vida en prisión sea distinta, que más que un centro de reclusión sea una comunidad y por tanto la recuperación pasa por una vida de trabajo, espiritualidad, disciplina y estudio. Además, la confianza es clave pues provoca un cambio en estos “recuperandos”.
De este modo, en el interior del centro son estos propios “recuperandos” los que se distribuyen todas las tareas: desde la limpieza hasta la cocina. Hay encargados de orden e incluso existen consejos de sinceridad y solidaridad. Además, uno de los puntos más importantes es que “el recuperando ayuda al recuperando”. Y el aspecto espiritual es también clave.
"APAC es un sueño de Dios"
Para Valdeci, el sistema actual no funciona porque “un hombre abandonado detrás de los barrotes volverá a herir a la sociedad porque no ha resuelto su problema personal”. Por ello cree que el método APAC cambiará el sistema penal. “Dios está cansado de esta miseria, de ver a sus hijos sufrir así. APAC es un sueño de Dios, es su respuesta a este sufrimiento”, asegura.
El responsable de las APAC cuenta que “en el camino de la espiritualidad”, que es uno de los doce pilares en los que se basa el método, “hacemos ‘El viaje del prisionero’, un estudio bíblico del Evangelio de Marcos en ocho partes. Ahí no se predica a Jesús; el propio recuperando va descubriendo quién es Jesús a través de su propia experiencia”.
"Del amor nadie huye"
Y este itinerario provoca casos como el de Jesús, condenado a 56 años y con 12 fugas a sus espaldas en el pasado. Valdeci le puso en sus manos las llaves del APAC y no huyó. Preguntado por qué dijo: “Porque del amor nadie huye”. “Cuando le di las llaves a José, él vio este amor. Es una experiencia que puede llegar al cabo de tres años o de una eternidad. O en un abrir y cerrar de ojos…Es algo que nadie puede prever”.
Aunque evidentemente no es común entregar las llaves a un recuperando, el responsable de las APAC afirma que “la confianza exige un proceso, igual que con los hijos. Pero José necesitaba un gesto de confianza que lo conquistase, para poder recorrer el camino de la liberación”.
"Nunca nadie se había fiado de mí"
Lo mismo le ocurrió con otro recluso llamado Washington, muy agresivo y conflictivo. No quería colaborar y contagiaba al grupo.
“Estábamos pensando en trasladarlo cuando tuvimos una de las “Jornadas de liberación con Cristo” donde él estaba en primera fila, sólo porque le obligaban. Estábamos en el auditorio de la zona de régimen cerrado, donde hay ocho portones que se abren y se cierran en cadena. Cuando pregunté: ‘¿Por qué no os escapáis?’, él saltó: ‘porque los portones están cerrados’. Entonces di orden de abrirlos. Uno por uno. ‘¿Por qué no te vas ahora?’. ‘¿Y quién me garantiza que no hay alguien fuera para detenerme?’. ‘¿No nos crees? Sal y tráenos algún signo de que has estado fuera. Él se levantó y salió. Fueron los cinco minutos más largos de mi vida (ríe). Washington volvió con un ramo en la mano. Le pregunté: ‘¿por qué no has vuelto? Te quedan muchos años de condena…” y él empezó a llorar: ‘Nunca nadie se había fiado de mí’. El amor puede recuperar a todos. Empezando por llamarles por su nombre y establecer una relación”.
Valdeci dice que no basta con aplicar el método sino que es necesaria una transformación interior. Por ello, considera que “quien rompe con el crimen no lo hace porque la metodología se ha aplicado completamente, sino porque se ha creado un vínculo de estima y amistad: eso es lo que cambia”.
Para dejarlo claro, explica que “para nosotros, no basta que con que un hombre cambie de comportamiento. Ese cambio es exterior, pero dentro hay un volcán de rebelión, de deseos de venganza. Es la mentalidad lo que debe cambiar, y eso coincide con un cambio de corazón”.
Los 12 pilares del método de las APAC
1. Participación en la comunidad
2. El recuperando ayudado por otro recuperando
3. Trabajo
4. Asistencia jurídica
5. Espiritualidad
6. Asistencia sanitaria
7. Valorización humana
8. Familia
9. El voluntario y su curso de formación
10. Centros de reinserción social
11. Mérito
12. Jornada de liberación con Cristo (cuatro días de retiro, una o dos veces al año, para reflexionar e interiorizar el propio camino personal).