Hace parte de la Juventud de Cristo

Tiene 16 años, es apasionado por la eucaristía y para servir no lo limita una silla de ruedas

27 de mayo de 2016

Si ser actor en las procesiones de Semana Santa a lomo de silla de ruedas no fuera suficiente desafío, Andrés además no se pierde los partidos de su equipo de fútbol y es un destacado catequista que marca el ritmo de la fe a sus pares y familia. Se alimenta de Cristo Eucaristía.

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Un día, mientras Andrés miraba una procesión de Semana Santa desde su silla de ruedas, uno de los actores que hacía de centurión se le acercó y le preguntó si quería participar. La respuesta fue por cierto afirmativa. El joven estaba feliz y este hecho marcó su vida de fe. El testimonio de apostolado que entrega Andrés le ha ganado el cariño de sus pares, familia y valoración del Semanario Eco Católico de Costa Rica, que desde Portaluz replicamos…

Al año siguiente Andrés López Meza vestiría  entonces un traje de soldado romano causando un grato impacto en el público. Pero el joven no solo es conocido en su pueblo San Marcos de Tarrazú (Costa Rica) por sus actuaciones en Semana Santa, donde lleva seis años saliendo en las procesiones; sino que también por ser catequista, miembro de la Pastoral Juvenil y un laico muy activo.

Este joven de 16 años tiene escoliosis (una desviación de la columna vertebral) por parálisis cerebral infantil, que ha llegado a comprometer sus órganos. Recibe atención en la Clínica del Dolor y en el Centro Nacional de Rehabilitación (CENARE).

Por su condición, algunos a primera vista no creen que sea capaz de desarrollar las actividades que hace cotidianamente. De hecho, la ignorancia de algunas personas llega a tal punto que Andrés cuenta con humor que en más de una ocasión se han acercado a darle una moneda.

Su experiencia de dos años como catequista le ha permitido no sólo conocer él apropiadamente su fe y la Iglesia, sino transmitir esta formación a otros jóvenes e, incluso, a sus propios padres, quienes confiesan aprender mucho de él.

Padres testigos del apostolado de su hijo

Alberto López y Gabriela Meza, son un matrimonio que ve a su hijo como una bendición. Ambos hacen lo posible para encontrar espacios de tiempo y llevar a su muchacho a todas partes. Sin embargo, un obstáculo que a veces enfrentan tiene que ver con las dificultades de accesibilidad en ciertos lugares, entre ellos la capilla y las aulas de catequesis que lamentablemente aún no cuentan con las facilidades requeridas para trasladarse en silla de ruedas.

Pero esto no impide que Andrés disfrute regularmente su fiesta principal, la Eucaristía. De hecho, comentan sus padres, “se pone triste cuando por alguna razón se le dificulta asistir y hasta le cuesta comprender por qué a ciertos amigos y compañeros de colegio no les gusta la misa”.

Pasión por la Eucaristía

Fue él mismo quien le contó a su madre la siguiente experiencia, que grafica el fervor de este joven… “Una vez hicieron una misa en el cole, todos mis compañeros dijeron: «¡Ay qué pereza!» Pero yo dije: «¡Uy qué dicha!, hay misa»… Todos me volvieron a ver y me preguntaron que cómo era posible que me gustara, yo les contesté que quizá ellos no vivan la fe que tengo yo, pero a mí sí me gusta, al final el profesor tuvo que llevar al grupo a misa”, comentaba sonriente Andrés.

Como cualquier otro joven, este fervoroso costarricense es además aficionado al fútbol (su equipo favorito es el Deportivo Saprissa), le gusta invitar amigos a su casa para entretenerse con videojuegos, es parte del gobierno estudiantil y muchas cosas más propias de la edad. Pero como dice su papá, “su pasión es la Iglesia, más que cualquier otra cosa”.

 

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