Nos referimos como ya mas de alguno habrá comprendido a san Miguel Arcángel, cuya existencia y misión son verdad de fe y a quien Papa Francisco en uno de sus primeros y significativos signos de Pontificado confió la protección del Vaticano, a quienes allí habitan o transitan y todos los asuntos que desde Roma la Iglesia atiende.
Fue el 5 de julio de 2013 cuando junto al Papa emérito Benedicto XVI bendijeron la imagen del “Príncipe nobilísimo de la jerarquía angélica”, situada en los jardines vaticanos para señalar públicamente esta singular alianza de Papa Francisco con el general de los ejércitos de Dios. En coherencia y en más de 140 intervenciones a la fecha, el propio Vicario de Cristo ha
denunciado la existencia y acción del demonio en nuestro siglo XXI, poniendo especial énfasis en la ‘cultura de la muerte’ que la hace patente.
“Miguel -que significa: «¿Quién es como Dios?»- es el modelo del primado de Dios, de su trascendencia y poder. Miguel lucha por restablecer la justicia divina; defiende al pueblo de Dios de sus enemigos y sobre todo del enemigo por excelencia, el diablo. San Miguel vence porque es Dios quien actúa en él”, declaró el Papa al bendecir la referida imagen.
Sagrada Escritura Y Magisterio
La existencia y misión de los ángeles –siendo los arcángeles parte de ellos- es una verdad de fe declarada por el Catecismo de la Iglesia Católica (
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El Antiguo y Nuevo testamento contienen explícitas referencias a san Miguel Arcángel (
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Son los textos bíblicos antes vinculados quienes identifican la intervención de Dios -manifiesta en san Miguel Arcángel-, en la Creación, la historia de la Salvación del género humano y en el Juicio Final.
¿Quién eres san Miguel Arcángel?
- Es un ser espiritual, creado por Dios, que está y permanece en Dios para defender la omnipotencia eterna y omnipresente de Dios. Su mismo nombre “Miguel” - "Mica-El" - Quis sicut Deus? – ¿Quién como Dios?, da cuenta plena de esa misión que le identifica. En efecto, su sola presencia, la de esa suprema verdad que le constituye (¿Quién cómo Dios?) derrota a todo demonio y es por ello imprecación que muchos exorcistas utilizan durante el Ministerio de la Consolación (exorcismo).
- Un Arcángel que defiende el cumplimiento de la Voluntad de Dios en el ser humano… vale decir, salvar almas hace parte de su misión. Enfrenta por tanto en forma directa las acciones ordinarias y extraordinarias de Satanás y sus huestes del infierno. Pero en fidelidad a lo establecido por Dios respeta el libre albedrío del hombre e interviene cuando es invocado por el ser humano y extraordinariamente si Dios mismo se lo ordena.
- Como príncipe de la milicia celestial (simbolizado en la corona con que se lo representa), general de los ejércitos de Dios, defiende a la Iglesia de todos sus enemigos, pues ella es el Cuerpo Místico de Cristo.
- Finalmente san Miguel Arcángel llama y lleva las almas de los hombres a juicio (Ref.: Signifer S. Michael repraesentet eas in lucam sanctam, Offert. Miss Defunct. "Constituit eum principem super animas suscipiendas", Antiph. off. Cf. El Pastor de Hermas, III, Simil. 7, 3).
Como vence san Miguel Arcángel
En oposición a Satanás y los demonios, seres espirituales soberbios, mentirosos, rebeldes a Dios que odian a la Santísima Trinidad y todo lo creado, san Miguel Arcángel es una criatura espiritual plenamente humilde, fiel y obediente a Dios, presencia efectiva de su Amor; siendo estas realidades espirituales sus armas de combate, que simbólicamente el arte ha plasmado en la armadura y espada con que se lo representa.
Lo saben bien los exorcistas quienes hasta hoy han conservado esta oración imprecatoria escrita por el Santo Padre León XIII para exorcizar a quienes el demonio atormenta…
“San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén”.
Testigos y apariciones
Desde una capilla –joya del arte del s. XVIII- en la aldea Lelikozero (Rusia) hasta una sencilla parroquia en la austral Punta Arenas (Chile), son miles en el mundo las iglesias, colegios, fundaciones, misiones, ciudades, instituciones y personas que por siglos lo han proclamado su patrono o llevan su nombre, expresando así devota certeza en el auxilio que procura.
Es que con distintos matices, la devoción al príncipe de los ángeles hace parte del cristianismo (especialmente católicos y ortodoxos), el judaísmo e incluso el Islam. Baste mencionar que en la liturgia del Yom Kipur el sermón concluye con las palabras: “Miguel, príncipe de misericordia, orad por Israel”.
Las apariciones del Arcángel que el Magisterio y la Tradición señalan son:
La primera ocurrió el 8 de mayo del año 490 cuando se le apareció al obispo de la localidad donde se situaba el monte Gargano (hoy Monte S. Angelo-Italia). Luego de que un hombre encontrara en el fondo de una gruta situada en el monte a uno de sus toros, perdido y arrodillado por el cansancio. Compadecido del animal, el dueño le disparó una fecha para acabar con su sufrimiento, pero la flecha dio la vuelta en el aire y se volvió hacia él. Sorprendido, fue a enterar al obispo, quien ordenó que se hicieran tres días de ayuno y oración afuera de la cueva para discernir si lo ocurrido provenía del cielo. Mientras oraban afuera de la cueva, san Miguel Arcángel se apareció al obispo y le dijo: "Yo soy el arcángel san Miguel, y siempre estoy ante la presencia de Dios. Esta montaña y la cueva son sagradas para mi… Dios me ha constituido Protector y Defensor… Lo que aquí se pida en oración, será concedido".
La segunda tuvo lugar el 19 de septiembre del año 492 durante la que el arcángel se apareció nuevamente al obispo, le prometió librar a la ciudad de una invasión de los Godos si confiaba y tenía fe, y le pidió que se le edificara una iglesia en la gruta.
La tercera aparición sucedió el 29 de septiembre del año 493 luego de que el Papa indicara al obispo que hiciera oración afuera de la gruta durante tres días pidiendo la intercesión de san Miguel para decidir si se edificaba su iglesia en este sitio. Nuevamente el arcángel se apareció al obispo y le dijo. "No es necesario que me dediques esta iglesia, yo mismo la he consagrado con mi presencia. Entra, y bajo mi asistencia ora y celebra el sacrificio de la Misa. Te enseñaré cómo yo mismo he consagrado este lugar". Al entrar a la gruta, el obispo encontró un espléndido altar revestido de un mantel rojo y una cruz de cristal. En una roca de la entrada quedó impresa la huella de un pie, confirmando la presencia del arcángel.
La cuarta en Roma, Italia, en el año 590 cuando el papa Gregorio Magno presidía una procesión orando para detener una epidemia de peste se manifestó en la parte más alta del Castel Sant´Angelo blandiendo su espada. La epidemia declinó desde ese momento.
La quinta en Mont San Michel, Francia, en el año 708 para pedir al obispo Aubert -de Avranches- que se le edificara y consagrara allí un santuario, mismo que se consagró el 16 de octubre del año 709 y luego, en el 966, se construyó en la cima del monte la famosa abadía benedictina de Mont Saint Michel.
La sexta a santa Juana de Arco en 1431 según recordó el Papa Emérito Benedicto XVI en su catequesis del 26.01.2011: “A través de la «voz» del arcángel san Miguel, Juana percibe que el Señor la llama a intensificar su vida cristiana y también a comprometerse en primera persona por la liberación de su pueblo. Su respuesta inmediata, su «sí», es el voto de virginidad, con un nuevo compromiso en la vida sacramental y en la oración: participación diaria en la misa, confesión y comunión frecuentes, largos momentos de oración silenciosa ante el Crucifijo o la imagen de la Virgen.”
La séptima sucedió el 25 de abril del año 1631, en Tlaxcala (México) a Diego Lázaro, uno de los primeros convertidos al cristianismo. Participaba en una procesión por ser el día de San Marcos cuando tuvo una visión de San Miguel : “Vengo a decirte que es voluntad de Dios, que digas a los vecinos de este pueblo y de su contorno, que en una quebrada que hacen dos cerros y es aquella que esta frente a este lugar, hallarán una fuente de agua milagrosa para todas las enfermedades, la cual está debajo de una peña muy grande, no dudes lo que te digo ni dejes de hacer lo que te mando”.
La octava nuevamente en la gruta del monte Gárgano ocurrió el 22 de septiembre de 1655 a fin de salvar al reino de Nápoles de una severa epidemia; para ello, el arcángel le dio algunas indicaciones al obispo al decirle:"Sepa, ¡Oh! Pastor de este rebaño, que he obtenido de la Santísima Trinidad la gracia de que cualquiera que utilice con verdadera devoción las piedras de mi gruta, alejará de su casa, de la ciudad y de todo lugar, la peste. Entere a todos de esta gracia divina y bendiga las piedras en mi nombre con la señal de la cruz". El obispo así lo hizo y de inmediato terminó la epidemia.
Consagración
Tras siglos, los fieles que hoy se confían al auxilio del arcángel san Miguel suman millones en el mundo. Han colaborado a difundir esta devoción en especial misioneros y sacerdotes que sirven en el Ministerio de la Consolación, el exorcismo.
También figuras relevantes como San Francisco de Asís, san Pío de Pietrelcina, san Juan Pablo II que han peregrinado hasta la gruta de Monte S. Angelo para recitar allí una poderosa oración que es a la vez consagración al Arcángel que derrotó y expulsó para la eterna condenación a Luzbel, Satanás, con todos los ángeles caídos rebeldes.
Reza así esta Oración-Consagración…
Príncipe nobilísimo de la jerarquía Angélica
Valiente guerrero del Altísimo,
celoso amador de la gloria del Señor,
terror de los ángeles rebeldes,
amor y delicia de todos los ángeles buenos,
Arcángel San Miguel,
deseando ser incluido entre tus numerosos devotos,
hoy a ti me consagro, me ofrezco y me entrego.
Pongo mi persona, mi trabajo,
mi familia, mis amigos y todo lo que me pertenece
bajo tu vigilante protección.
Muy poco es lo que te ofrezco,
siendo yo un miserable pecador; no obstante
aceptas generosamente el ofrecimiento de mi corazón.
Recuerda que si desde hoy estoy
bajo tu protección,
debes ayudarme en durante toda mi vida.
Procúrame el perdón para mis numerosos
y graves pecados;
la gracia de amar a Dios con todo mi corazón y
a mi muy querido Salvador Jesucristo,
como también a mi dulce Madre María Santísima
y a todos mis hermanos
que el Padre ama y Jesús ha redimido.
Dame toda la ayuda necesaria
para alcanzar la corona de la gloria.
Defiéndeme siempre del enemigo de mi alma,
especialmente en el último instante de mi vida.
Ven oh Glorioso Arcángel en aquel momento,
Ayúdame en la última lucha y arroja lejos de mí,
En el abismo del Infierno,
Aquél ángel mentiroso y soberbio
El que venciste en la batalla del Cielo.
Preséntame entonces ante el trono de Dios
para cantar contigo, Oh Arcángel San Miguel,
y con todos los Ángeles
canciones de alabanza, honor y gloria
a Quien reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Fuentes: Archivos vaticanos (vatican.va) / Diócesis de
Tlaxcala (México)
/ Santuario S. Michelle Arcangelo, Foggia (Italia)